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sábado, 7 de abril de 2018

Euskal Herria, Refugiados y Tráfico

Gara ha publicado este texto en el que los colectivos solidarios con los refugiados hacen saber su opinión con respecto a lo que está sucediendo en estos momentos con respecto al manejo de este tema al tiempo que anuncian la iniciativa que estarán desarrollando en las próximas semanas:

Itziar Fernandez Mendizabal | Activista feminista y de la Plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak


Las Plataformas Ongi Etorri Errefuxiatuak y Migrantes de Euskal Herria, del 28 al 30 de abril de 2018, hemos organizado la Caravana “EH mugak zabalduz” que, partiendo de Hendaia, recorrerá los «puntos calientes» de nuestro País donde se «trafica» con personas o armas. Pretendemos que esta iniciativa –continuación de las Caravanas que en los dos años anteriores hemos realizado a Grecia y a la frontera sur del Estado– nos haga conocer lo que está sucediendo en nuestras fronteras con las personas migrantes y refugiadas.

Y es que en Euskal Herria tenemos de todo lo que hemos denunciado fuera. Un CIE en Hendaia –es decir una cárcel donde se recluyen a personas que no han cometido ningún delito, y en la mayoría de los casos en condiciones que rayan lo inhumano–; devoluciones «en caliente» en la muga entre Hendaia e Irun; fábricas de armas en muchos sitios, entre ellos SAPA en Andoain; identificaciones y redadas xenófobas por doquier a personas migrantes y refugiadas que, en el caso del joven de origen senegalés, Ndiaye, se saldó con su muerte en octubre de 2016 en circunstancias poco claras en la comisaría de Iruñea; polígono de tiro en las Bardenas, donde se entrenan para matar fuerzas del «orden» estadounidenses, españolas…; enseñanza segregacionista, venta de armas a países genocidas como Arabia Saudí y los países del Golfo Pérsico, tenemos hasta un «muro de la vergüenza» en el puerto de Santurtzi, para que alrededor de 70 jóvenes no puedan seguir su camino al Reino Unido, donde les esperan sus familias y gente amiga para vivir en paz y en condiciones dignas.

Queremos denunciar estos hechos, para que la sociedad vasca conozca lo que pasa dentro de nuestras fronteras y, sensibilizar sobre esta realidad que es muy nuestra. Aquí, a la puerta de nuestra casa, vemos como los derechos de las personas vulnerables de aquí y de las personas migrantes y refugiadas que llevan muchos años entre nosotras, o que están llegando, no son prioritarios para nuestras instituciones. Llevamos dos años realizando todo tipo de acciones de sensibilización y movilizaciones para denunciar la mayor tragedia humanitaria y la mayor conculcación de todos los derechos de más de 70 millones de personas desplazadas forzosas, por lo que exigimos a los gobiernos, propios y ajenos, que se pongan en marcha medidas concretas y reales que paren esta barbarie.

Y no nos engañemos! En la raíz, en la esencia de esta trágica situación, está el mal llamado primer mundo, es decir, nosotras. Vivimos en el capitalismo heteropatriarcal más cruel, con sus gobiernos corruptos y sus transnacionales de codicia ilimitada, a quienes no les importa destrozar el planeta y sus gentes, por ello, la violencia, en todas sus expresiones, campa a sus anchas. Desde nuestras Plataformas –junto con otras muchas asociaciones y ONG, sindicatos y algunos partidos– intentamos trabajar cada día para que las personas migrantes, refugiadas y excluidas tengan los mismos derechos que el resto. Todavía no lo hemos logrado, pero en ello estamos y estaremos hasta que, de verdad, estos derechos, además de en declaraciones de principios y «bonitas» normas internacionales, estén en la primera línea de la agenda de las instituciones, y partidos.

Y ¿la ciudadanía? Pues es urgente que nos impliquemos. Todo esto afecta a nuestras vidas. No podemos seguir viviendo como si esta realidad no fuera muy nuestra. Europa, sus actuales Estados, desde el colonialismo hasta hoy en día, han cometido genocidios y expoliación de todo tipo de recursos de otros continentes: petróleo, tierras, minerales, aguas, alimentos… lo que hace que aquí, una gran parte de la población, tengamos un nivel de vida aceptable.

Llevamos siglos beneficiándonos de otros pueblos y naciones. Ya va siendo hora de que el reparto de la riqueza sea justo y que todas las personas tengamos lo necesario para vivir dignamente. No es fácil, ya que esto supone que nuestro nivel de consumo tiene que bajar, que los valores y prioridades de nuestras vidas tienen que cambiar. No basta con exigírselo a las instituciones y partidos. Nuestra sociedad, y las personas que la componemos, tenemos que cambiar nuestro modelo de vida. Sí, porque este pueblo lo estamos construyendo entre todas las personas que vivimos aquí, llevemos el tiempo que sea, tengamos la piel del color que sea, y seamos ateas, agnósticas o creyentes.

Y es que, o cambiamos y luchamos de veras por los mismos derechos para todas las personas, o estamos cavando nuestra propia fosa. La llamada «civilización» actual está a punto de convertirse en irreversible. La superexplotación del planeta y de la mayoría de las personas que vivimos en él, si no se cambia de rumbo de forma radical, nos lleva hacia un colapso civilizatorio. De continuar como hasta ahora… nos espera el caos.

En Europa está aumentando el fascismo, el racismo y la xenofobia. En todos los países, y por supuesto en el nuestro, se está utilizando el miedo a las personas migrantes y refugiadas para conseguir más votos. Mientras tanto se les trata como prescindibles, como si no tuvieran derechos, como que mejor si desaparecen de la forma que sea. Se gasta el dinero que haga falta para que no lleguen, para que les detengan, les esclavicen, les vendan para la trata o para trabajos forzados, mueran en los mares o en el desierto… Si esto no es fascismo, ¿qué falta para serlo? Las personas pobres no son un peligro. El verdadero peligro son quienes dominan el mundo y actúan como si fuera suyo, disponiendo del planeta y de quienes lo habitamos a su antojo.

Muy cerca tenemos de todo lo malo. No lo consintamos. Aliémonos con todas las personas explotadas y marginadas. Reconozcámonos, convivamos a diario, luchemos juntas, eduquémonos juntas, divirtámonos juntas… Solo así lograremos hacer una sociedad más justa en la que todas las capas populares seamos protagonistas.

Esta es una de las razones de la caravana “EH mugak zabalduz” –www.mugakzabalduz.eus– En todo el recorrido nos movilizaremos en cada pueblo o ciudad denunciando los problemas y planteando alternativas. Ni muros en las fronteras ni en nuestras mentes, ni fabricación ni exportación de armas, ni machismo, fascismo, racismo, o xenofobia. Invitamos a que, en cada pueblo o barrio, quienes no puedan hacer todo el recorrido, salgan a las calles para manifestarnos juntas por los objetivos expuestos. Si todas las personas tuviéramos los mismos derechos y los ejerciéramos, sin duda viviríamos mejor, con menos consumo, pero más felices.






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